Discurso de Apertura

Apertura


¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? 

El mundo es un poema que se escribe sobre dos grandes hojas: el día y la noche; la mejor poesía no es la que se escribe sobre páginas en blanco sino la que se lee en lo que se vive, y que se escribe, sobre las dos grandes hojas del ser: el corazón y el pensamiento, hojas contenidas en ese libro que llaman cuerpo. Somos libro abierto, por el día escribimos con la pluma del pensamiento, por la noche con la del corazón; amar es escribir poesía con el cuerpo; volverse prófugo del tiempo, eterno lo que el tiempo no puede aprehender. Amar es, pues, acariciar la eternidad: desvelar la poesía que fuimos, escrita en la noche que seremos; a la vida se viene a recordar el camino de regreso a casa, porque el hombre es huérfano de existencia. Ese camino la poesía; de olvido adolece el mundo y el hombre del olvido de sí mismo. La poesía el arte que combate el olvido; el mundo un poema, porque detrás de todo poema un rostro se oculta, el del poeta. Y el poeta que escribió el mundo, su rostro oculta. Así desvelar lo que ocultan las palabras de un poema, es desvelar el carácter del poeta. Desvelar el carácter del poeta, pintar su corazón. Ya que las palabras que nacen del corazón son las que se hacen poesía; los artistas, los de corazón endiosado. La poesía el corazón embriaga; somos seres no terminados: faltos de creación. Porque nos falta ser creados por nosotros mismos: somos seres creados sin crear. En esto consiste todo arte: en re-crearnos. La poesía re-crea; desnudos al mundo llegamos pero no para vestir el cuerpo sino para vestir el alma, para adornarla, para protegerla de lo efímero y evanescente de la realidad; La poesía atavía el alma; El estado se crea para proteger al hombre ante la agresividad del medio exterior, el hombre fuera de su naturaleza es frágil, vulnerable. Pero, ¿quién nos protege de nosotros mismos? ¿Cuál el estado que rige la intimidad? La ciencia es un estado, la verdad nos protege de la realidad aparente, de lo falso. La religión con su concepto del bien nos protege del mal. La imaginación es otro estado, se dice que los cuentos son medicina del alma para los pueblos que sufren, la imaginación nos protege de la realidad. El saber nos

protege de nuestro miedo a la ignorancia. Los diferentes estados que protegen al hombre, lo han abrigado tanto que ha dejado de sentir, ya no distingue las estaciones de la vida. Al ser se le viste con el velo del amor para protegerlo sí, de la hostilidad de la realidad, pero no sin dejar de sentir. El amor con su velo, protege la intimidad de las miradas ajenas. Lo que hace falta es instaurar el estado del amor, dejar de mirar hacia afuera y mirar hacia adentro. Quien gobierna el estado interior, la poesía; el músculo más fuerte que tiene el hombre no es el que ejercita físicamente, sino el que ejercita con la palabra, la lengua. La lengua es el músculo más fuerte porque es el único músculo independiente en todo el cuerpo. Así la fuerza de un hombre yace en la fuerza de su palabra. La poesía imprime fuerza a nuestra palabra; espacio y tiempo son una ilusión sólo el momento queda. Del momento la poesía es; imaginar es adormecer los sentidos, acostar la realidad. La poesía de la noche es, invita a imaginar, a adormecer la razón;

El hombre es el único animal que cuando cópula puede mirar a los ojos a su pareja.

Octavio Paz

La poesía mira a los ojos; hay que hidratar las palabras para que no se sequen. La poesía hidrata las palabras; qué es el amor sino una guerra desatada por el deseo cuyos estruendos estremecen el cuerpo, en la que cualquier trinchera es refugio, aquella que glorifica al caído muerto de amor. La poesía una tregua; el amor un río desenfrenado nos vuelve. La poesía los diques que permiten encausar esa pasión; Todo es poesía: 

[de la poesía] ha brotado todo y a ella debe tornar.

Schlegel
Publicado en ITA

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