Invitación
Comienzo con una cita de Borges, que a la letra dice,
las ideas en poesía no son muy importantes y siempre son las mismas: todo es transitorio, temporal, o si no lo contrario: hay algo eterno. Da lo mismo una que otra; lo valioso es cómo se diga.
Así la poesía busca nuevas formas de expresar siempre lo mismo; busca nuevos sentidos a los mismos significados.
La poesía del momento es, y del momento, el vivir. Se vive el momento, y al tiempo, se le escapa el momento. Cito, de nueva cuenta, a Borges quien recoge está idea y que reza,
lo que vieron mis ojos fue simultáneo: lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.
Si el lenguaje es lenguaje del tiempo, y éste sucesivo, cómo aprehender, con el lenguaje, esos momentos que al tiempo se le escapan.
Por otro lado, la ciencia, a diferencia de la poesía que se alimenta del presente, se alimenta del pasado. Miguel de Unamuno escribió,
que así como los gusanos se alimentan de la materia muerta… la razón se alimenta de ideas muertas.
La ciencia busca los principios. La matemática no es ajena a está idea, a saber, todo su conocimiento se basa en cinco principios: principio de identidad, principio de razón suficiente: nada es sin una causa, principio de contradicción: no se pueden dar simultáneamente la afirmación y negación de una misma propiedad, principio de analogía y el principio de inducción. Los cuales, al igual que en poesía cuyos temas, o principios, de los que parten para expresarse, sólo son dos: lo temporal y lo eterno, no bastan para desvelar el tejido del mundo, es necesario desvelar la forma en que se hilvanan para descubrir cómo teje el artesano del mundo en ese telar que llaman historia. Y que en poesía se corresponde con cómo se exprese lo temporal o lo eterno.
La poesía y la matemática comparten que son artes que buscan nuevas formas de expresar siempre lo mismo. Nosotros somos los mismos pero diferentes día a día. De hecho, los mayores misterios no son los que se ocultan sino los que estando a la luz del día permanecen desconocidos para nosotros, es decir, lo que es que diferente es. Así pues, buscamos a través del lenguaje, sea éste el de la matemática, el de la poesía, el del arte o el de las letras, aprehender lo que al tiempo se le escapa: el vivir.
De esta forma, Ita, círculo de poesía, invita a probar el fruto del árbol de la vida. No sólo a disfrutar del conocimiento sino también a despertar la pasión por el vivir. Ya que, poeta, no es el nombre de un talento, es el nombre de una pasión. Y la pasión del poeta: el vivir.
