
«Bello, sin reservas, es el amor a la verdad. Lleva lejos y es difícil alcanzar el final del camino. Más difícil es, sin embargo, la vía de regreso, cuando se quiere decir la verdad. Querer mostrar la verdad desnuda es menos bello, porque turba como una pasión. Casi todos los buscadores de verdad han sufrido esta enfermedad, desde tiempos inmemoriales»
— Giorgio Colli
El arte de descubrir la verdad

Es común leer en los libros de texto de matemáticas el arte de exposición de la verdad no así el arte de descubrimiento de la verdad. Esta tradición milenaria podríamos rastrearla hasta al primer texto -modelo- de las matemáticas, Los Elementos de Euclides (siglo IV a. C.), e incluso todavía hasta el siglo XVII en La Géométrie:
Espero que la posteridad me juzgue amablemente, no sólo por las cosas que he explicado, sino también por las que he omitido intencionalmente para dejar a otros el placer de descubrirlas.
René Descartes
Ahora bien, no obstante que, no es común leer cómo se descubre la verdad, los antiguos griegos dejaron señalado el camino, el método del análisis (Ver Seminario Filosofía de las Matemáticas), para corroborarla a condición de saber lo que se quiere demostrar. En esta tesitura nace el Taller de resolución de problemas colocando el acento en las heurísticas que subyacen al arte de resolución de problemas, circunscribiéndose, a su vez, al arte de descubrimiento de la verdad. Arte olvidado milenariamente por todos los buscadores de verdad. Dando así nacimiento a la primera heurística: El principio de variación continua.
Solucionario

Punto de reunión (Sábados, de 15:00-18:00 h):
Filosofía y Letras 88, Copilco Universidad, Coyoacán, 04360 Ciudad de México, CDMX.
